La crítica fué publicada en la edición impresa y digital de "La Verdad de Murcia" en la sección "Cultura y Sociedad" del 1 de Julio de 2012. Pág 56.
El artículo dice:
Los zapatos rojos de Sofía
El mundo del arte anda revuelto. A fecha del día en el
que escribo todavía no ha presentado la Comisión Delegada de Asuntos
Culturales el borrador del Anteproyecto de la Ley de Participación
Social y Mecenazgo. Junio era el mes previsto por la Secretaría de
Estado de Cultura, que ostenta José María Lassalle, para lanzar una ley
cuyo objetivo es aumentar considerablemente la desgravación por
inversión privada en cultura, pero no solo. Esta nueva legislación,
según declaraciones de Lassalle en conferencia impartida en el Cercle de
la Cultura de Barcelona en mayo, abarcará diversos ámbitos de
actividad: social, cultural, educativo, científico, innovación e
investigación, deportivo y medioambiental. En los mentideros culturales
se sospecha que su retardo se debe a que el Ministerio de Hacienda no ve
con buenos ojos la reducción de ingresos en las arcas del Estado. Tiene
su lógica: el modelo al que remitió Lassalle es el francés que
contempla desgravaciones de hasta el 70% en algunos apartados. En todo
caso les avanzo que lo que sí está ya en marcha es el denominado Consejo
Estatal de Mecenazgo. Tras su definición se están produciendo
movimientos anticipatorios en algunas comunidades autónomas. En Murcia
no abundan las fundaciones exclusivamente privadas, las grandes
beneficiarias con la nueva ley. Si quieren ver cómo funciona una les
aconsejo que visiten la muestra que la escultora Sofía Tornero acaba de
inaugurar en la Hostería Palacete Rural La Seda, sede de la Fundación
Fuentes-Vicente: exuberante espacio contenedor de la mayor colección de
escultura privada de esta región.
Sofía Tornero (Abarán, 1976) caminaba decidida sobre sus
zapatos rojos por entre las obras expuestas el día de la inauguración
amparada por los acordes clásicos del Cuarteto Salzillo. Tras la
actuación, la velada culminó con una degustación gastronómica. De una
tacada la fundación presentó aquello que pregonan: arte, cultura y
gastronomía. Pero nada de ello eclipsó la piezas de Tornero: las figuras
humanas parecían despertar, emerger desprendiéndose de la geometría de
los prismas tras su zancada y su caricia roja. En casi la totalidad de
las esculturas luce en algún rincón un latigazo rojo carmín que a mí se
me asemejan opúsculos secretos. Esta artista ha recibido una excepcional
formación en la Escuela de Arte de Murcia, centro de educación pública
en el que hace años impartió clases Elisa Séiquer (muy bien representada
en la colección de la Fundación) y en el que ahora encontramos dignas
sucesoras como la profesora y artista Marian García Arroyo que comisaría
esta muestra que ya se ha visto en varios espacios en Madrid.
Siempre es un aliento para todo artista acaparar la atención de la crítica. Gracias Mara!
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